"Vísteme despacio que tengo muchíííísima prisa" decía don Eladio, a la sazón mi profesor de matemáticas cuando yo hacía como que estudiaba en el colegio del Sacromonte de Granada. Sobre los quince cumplía, y ya estaba habituado a ascender los fines de semana a la Sierra Nevada, pasando por el Hotel del Conde gracias al hoy triste e inexplicablemente desaparecido tranvía que moría en la estación del Charcón, y que acompañaba con su chiquichak al bravío río Genil.
Reavivo la memoria, porque cuando yo fui a estudiar interno a Granada, mi padre lo hacía para apartarme de la locura que me llevaba a solo soñar con la dualidad caliza, igual a cueva. No se imaginaba, !o sí!, que me mandaba al paraíso, a la pasión y al enamoramiento por la montaña con mayúscula. Ando más cerca de los setenta que de los sesenta, y esa semilla, que mi padre, granaíno y montañero ocasional en su juventud ¿quiso truncar?, sigue germinando sin conseguir "los cuerdos" que se marchite.
Muchos, ¿o han sido solo algunos?, se me han quejado "cariñosamente" de la lentitud en el, se supone trabajo diario de aportación de nuevos y actualizados datos, y no me molesta en absoluto, me confirma que en esta pequeña "libreta", cada renglón que escribo es seguida y criticada (en el sentido positivo, supongo) por al menos esos algunos, incluso por gentes de allende nuestras sureñas fronteras, y que a otros algunos le es hasta útil. Esa fue la razón de su nacimiento. ¿Qué mas puedo pedir?.
Nunca pretendí hacer proselitismo, ni dictar normas más allá del respeto, del civismo y de la sensatez. "Me se importa una m...da el grado y las nuevas tendencias, paso del entrenamiento y de los divos, pero ya "peino arrugas", y sé que este deporte está muy vivo gracias a las nuevas aportaciones, eso sí sin olvidar ¡ehhh! "NUNCA" el pasado. Si quieres aquí me tienes, y ya sabes: "Vístete despacio si quieres llegar lejos...correor.
Toscajara